¿Qué es eso del «estrés post-vacacional»?
El estrés, síndrome o depresión postvacacional no es más que el nombre que se le ha dado a la ansiedad y presión emocional que debemos afrontar cuando regresamos al trabajo tras un período vacacional o de descanso. No es una enfermedad (no nos pongamos dramáticos!) es simplemente un proceso de readaptación a unas circunstancias, conocidas o no, que para algunas personas puede resultar difícil.
Pero, ¿existe realmente?
Pues en realidad éste síndrome se considera que es producto de nuestra conciencia social, en la que el trabajo se considera como una actividad negativa, obligada y sacrificada. En las sociedades en las que se considera que el trabajo es algo creativo, con sentido por sí mismo y digno para todas las personas, el estrés postvacacional simplemente NO existe.
Y, ¿por qué se produce?
Como ya he mencionado antes, el proceso de adaptación que supone sin duda el regreso al día-a-día laboral implica:
- Un cambio de horarios y modificación de hábitos cotidianos.
- El regreso a un entorno estresante o que representa un alto nivel de demanda.
- La falta de apoyo social en el propio lugar de trabajo, es decir, la soledad profesional que puede crear una empresa donde no se trabaja en equipo.
- Los problemas laborales previos.
- Una vida personal/familiar demasiado exigente y cargada de tareas.
- Y, por último, la forma individual y muy particular que tiene cada persona de afrontar o gestionar sus emociones.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?
Como podréis suponer los primeros síntomas que aparecen son de tipo psicológico, llegando a causar en algunos casos verdaderos cuadros de estrés agudo, con todas las manifestaciones emocionales, del comportamiento e incluso físicas que lo caracterizan: malestar general, fatiga, nerviosismo, cambios de humor, disminución del rendimiento, falta de concentración, palpitaciones, sudoración, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, temblores, problemas gastrointestinales, etc.
Si no se pone remedio a esta situación estresante puede empeorar hasta llegar a producir verdaderos casos de ansiedad y depresión, que requieren tratamientos más específicos.
Así que, mejor prevenir, pero cómo?
- A veces ayuda planear el regreso con antelación, ir retomando contacto con algunos compañeros de trabajo, echar una ojeada a la agenda, ir pensando en las tareas que se deben hacer ese primer día de trabajo, etc.
- Cuando llegue el “gran día”, dosifica la intensidad del trabajo de forma gradual, empezando por las prioridades más gratificantes.
- Aprovecha el tiempo de descanso o la comida del mediodía para hacer aquello que te sienta bien, y pasa un rato o habla con aquella persona que te hace sentir de maravilla.
- Trata de dormir bien y suficiente para poder recargar bien las pilas para el día siguiente no te apagues.
- También es importante que mantengas un horario de actividades y descanso más o menos regular.
- Tanto si trabajamos en equipo, como si trabajamos solos, la gestión del tiempo y organización de las tareas, es primordial. Haz listas de prioridades, timings, delega sin miedo aquellas funciones que puede hacer tu compañero.
- Mantén una actitud positiva, realista y proactiva en todo momento y con todos tus compañer@s.
- Y, muy importante!, practica ejercicio físico a diario y aliméntate con conciencia, potenciando tu creatividad tal y como te conté en nuestro anterior post. ¿Recuerdas el dicho “todo lo que entra sale”? Pues esto funciona más o menos así: si alimentas con comida basura tu cuerpo, es muy probable que te salgan proyectos basura.
Y hasta aquí mis consejos para que la vuelta al trabajo no nos afecte demasiado y podamos seguir siendo muy felices. Si de verdad crees que son útiles, por favor compártelos.