Dieta Funcional

2021-08-24T19:38:11+02:009 abril 2014|Nutrición|

A raíz de nuestros anteriores artículos relacionados con la dieta funcional, podemos deducir que el papel de los alimentos funcionales supone una oportunidad para fomentar la salud a través de la nutrición, mejorando el estado de bienestar o reduciendo el riesgo de enfermar.

Sin embargo,  esto necesita de fundamentos científicos sólidos que demuestren los beneficios sugeridos, considerando igualmente que el alimento funcional es siempre un alimento, y que su acción sobre la salud se consigue con una cantidad normal en la dieta.  En este sentido, podríamos considerar los alimentos funcionales como un producto en la frontera entre los alimentos convencionales y los suplementos dietéticos.

La bioquímica del ser humano se ve afectada por un ambiente y una dieta cada vez más tóxicas, una alimentación deficiente en nutrientes y un estrés constante. Cada día existe una mayor conciencia acerca de los alimentos funcionales por parte del consumidor actual, marcado por una fuerte tendencia a preservar la salud en aras de una mayor expectativa y calidad de vida.

Qué opina Europa

No obstante, en la Unión Europea se ha generado cierto desconcierto debido a la falta de evidencia científica que sustente las propiedades que se les atribuyen a los alimentos funcionales que se comercializan. Además, todavía existen vacíos en el marco legal para la distribución y publicidad de los mismos. En definitiva, que hay controversia acerca de los alimentos funcionales y sus propiedades beneficiosas para la salud:

  • Los niveles óptimos de ingesta de algunos nutrientes o ingredientes en diferentes situaciones fisiológicas y patológicas en las que se encuentran indicados
  • Las cantidades máximas tolerables de estos alimentos, no asociadas a efectos adversos como la alergia o la intolerancia
  • Las posibles interacciones con otros constituyentes dietarios y el impacto en las vías metabólicas.

De ahí que la búsqueda de biomarcadores específicos y su validación en cada caso de estudio de funcionalidad de un alimento, es uno de los principales retos para los investigadores en este campo.

Qué es una dieta funcional

Según los planteamientos anteriores, el camino debe conducirnos a trascender el concepto de alimento funcional al de dieta funcional, de manera que se promueva la salud de los individuos mediante el beneficio de uno o varios ingredientes funcionales en el marco de una dieta equilibrada, donde se complemente dicha dieta con el papel de la actividad física y la práctica de otros hábitos saludables.

Es decir, la dieta funcional propone incorporar a una dieta saludable “paquetes” de alimentos que contienen sustancias bioactivas que beneficien alguna función específica del organismo.

 

A continuación, exponemos tres ejemplos de dietas funcionales, de los que sin duda hablaremos más extensamente en futuros artículos:

DIETA FUNCIONAL ANTIESTRÉS

Debe incluir nutrientes tales como:

  • Minerales: magnesio, zinc, calcio, hierro
  • Vitaminas del grupo B (B1, B6, B12, ácido fólico)
  • Fosfolípidos (lecitina, colina)
  • Vitamina C
  • Ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6
  • Aminoácidos: triptófano

Estos nutrientes se encuentran en alimentos como:

  • Cereales y derivados: quinoa, avena, cereales integrales, germen de trigo, , levadura de cerveza
  • Legumbres y tubérculos: garbanzos, patatas con piel, soja, tofu
  • Frutas: plátano, piña, cítricos
  • Verduras: espinacas, lechuga y otras verduras verdes
  • Frutos secos: almendras, nueces, maní
  • Semillas: lino, sésamo, girasol
  • Huevos y pescados azules (sardina, arenque, anchoa, salmón, atún, etc.)

Además, esta dieta funcional antiestrés puede complementarse con infusiones y preparados de plantas medicinales tales como la melisa, las hojas del naranjo, la hierba de San Juan (Hipérico), la pasiflora, el hinojo, las flores del tilo, el laurel, la menta y la valeriana.

DIETA FUNCIONAL PARA LA MENOPAUSIA (y otras situaciones en las que existe un nivel reducido de estrógenos)

Esta dieta debe incluir los siguientes tipos de nutrientes:

  • Fitoesteroles (moléculas similares al colesterol, pero de origen vegetal)
  • Ácidos grasos esenciales omega-3
  • Antioxidantes: vitamina E, C, ß-carotenos, zinc, selenio, polifenoles y compuestos azufrados
  • Ácido linoleico conjugado (CLA)
  • Fitoestrógenos (moléculas de origen vegetal con estructura similar a los estrógenos humanos, que fisiológicamente se comportan como éstos por ser agonistas parciales de sus receptores).

Estos nutrientes se encuentran en alimentos como:

  • Cereales y derivados: avena, cereales integrales, maíz, germen de trigo
  • Legumbres y tubérculos: garbanzos, soja, tofu, miso, patatas con piel, cebolla, ajo
  • Frutas: kiwi, piña, cítricos, melocotones
  • Verduras: espinacas, lechuga y otras verduras verdes, pimientos, tomates, zanahorias, calabaza
  • Frutos secos: almendras, nueces
  • Semillas y aceites: aceite de oliva no refinado, lino, sésamo, girasol, calabaza
  • Huevos y pescados azules (sardina, arenque, anchoa, salmón, atún, etc.)
  • Leche y productos lácteos (procedentes de rumiantes)

Además, esta dieta funcional puede complementarse con infusiones y preparados de plantas medicinales tales como la alfalfa, angélica, salvia, borraja, anís, hinojo, ginseng y zarzaparrilla.

DIETA FUNCIONAL CONTRA EL CÁNCER

Esta dieta debe incluir los siguientes tipos de nutrientes:

  • Fibra
  • Ácidos grasos esenciales omega-3
  • Vitaminas del grupo B (B1, B6, B12, ácido fólico)
  • Antioxidantes: vitamina A, E, C, ß-carotenos, zinc, selenio, polifenoles y compuestos azufrados
  • Fitoestrógenos (moléculas de origen vegetal con estructura similar a los estrógenos humanos, que fisiológicamente se comportan como éstos por ser agonistas parciales de sus receptores).
  • Galato de epigalocatequina
  • Curcumina
  • Licopeno
  • Capsaicina
  • Resveratrol
  • etc.

Estos nutrientes se encuentran en alimentos como:

  • Cereales y derivados: cereales integrales, germen de trigo, salvado de trigo
  • Legumbres y tubérculos: garbanzos, soja, patatas, cebolla, ajo
  • Frutas: kiwi, piña, cítricos, melocotón, pera, manzana, pomelo, mango, arándanos
  • Verduras: espinacas, lechuga y otras verduras verdes, pimientos, tomates, zanahorias, calabaza
  • Frutos secos: almendras, nueces
  • Semillas y aceites: aceite de oliva no refinado, lino, sésamo, girasol, calabaza
  • Hongos: Shiitake, Maitake, Reishi
  • Huevos y pescados azules (sardina, arenque, anchoa, salmón, atún, etc.)

Además, esta dieta funcional puede complementarse con infusiones y preparados de plantas medicinales tales como té verde, tomillo y jengibre.

 

REFERENCIAS:

  • Càncer. Malalties de Gran prevalença. N. Cuenca. Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Barcelona, 2012.
  • www.nutriterapia.cl
  • www.functionalmedicine.org

 

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