EL EQUILIBRIO ÁCIDO-ALCALINO
El balance ácido-alcalino (pH) del cuerpo es crítico para una buena salud. De hecho, no se puede pensar en individualizar una dieta sin tener en cuenta cómo dicha dieta va a afectar el balance de pH del cuerpo.
Nuestro metabolismo genera constantemente desperdicios ácidos que deben excretados o neutralizados para que nuestra vida siga siendo posible. Así pues, nuestra vida y salud dependen de nuestro poder fisiológico para mantener estable el equilibrio ácido-base de la sangre en valores próximos a 7.4. Esto es lo que se conoce como HOMEOSTASIS.
Debido a que la sangre permite un rango de variabilidad de pH tan pequeño, el cuerpo prioriza todos sus sistemas de compensación para mantener la homeostasis en la sangre. A pesar de que todos los tejidos y fluidos de nuestro cuerpo funcionan óptimamente en la parte alcalina de su rango, cambiarán a un menor rango ácido si necesitan «soltar» minerales alcalinos para evitar que la sangre se torne muy ácida. Por ejemplo, si el sistema se vuelve muy ácido, la sangre tomará los minerales alcalinos de las enzimas del sistema digestivo del intestino delgado. Por eso, el equilibrio de pH de la sangre está íntima y críticamente relacionado con una buena digestión.
Una digestión adecuada provee los electrolitos esenciales y otros nutrientes necesarios para un balance óptimo en el fluido que rodea las células (fluído extracelular). Si existe un desequilibrio digestivo, existirán desequilibrios de electrolitos, particularmente de iones de sodio (Na), potasio (K), magnesio (Mg), y calcio (Ca). Estos y otros electrolitos, además de diferentes nutrientes, son necesarios para la neutralización y excreción de desperdicios, así como para realizar la oxidación celular y otras funciones metabolicas críticas relacionadas con la vida de las células. Todo ello ocurre en nuestros órganos “excretores”: los riñones, el hígado, el intestino grueso y la piel.
Estudiando lo que se elimina con la orina, por ejemplo, puede verse un reflejo de la situación ácido-alcalina del cuerpo. Por ejemplo, si el cuerpo “está muy ácido”, los riñones eliminará ácido a través de la orina en un esfuerzo para que la sangre se vuelva más alcalina; en este caso, el pH de la orina sería ácido. Cambio significativos de pH en la sangre son usualmente indicadores de enfermedad.
LA IMPORTANCIA DE LA DIETA PARA EL EQUILIBRIO ÁCIDO-ALCALINO
Existe una gran variedad de causas por las que puede originarse un desequilibrio ácido-alcalino en nuestro organismo, pero la dieta es el factor principal.
¿Hasta cuándo y cuánto puede compensar nuestro organismo un desequilibrio ácido-alcalino? Existe un límite. Si el cuerpo no puede compensar una dieta desequilibrada en cuanto al pH, disminuye su capacidad de funcionamiento óptimo y, con el tiempo, se puede llegar a una situación en la que las células no puedan sobrevivir. En realidad, son muchas las enfermedades que resultan del intento de nuestro propio organismo por resolver esos desequilibrios nutricionales. El cáncer es también una enfermedad que en algunos casos se acelera cuando el ambiente corporal es ácido; ésto significa que algunas células cancerígenas sobreviven mejor que las células normales a los ambientes ácidos.
¿QUÉ COMPONENTES DIETÉTICOS CONTRIBUYEN MÁS A CREAR UNA AMBIENTE ÁCIDO EN NUESTRO ORGANISMO?
Pues, en general, se trata de carnes grasas, embutidos, cereales integrales, leche pasteurizada, grasas, azúcar y un exceso de proteínas. En cambio, las frutas, las verduras, algunos hongos, ciertas algas marinas y cereales como el miso, crean ambientes más alcalinos.
Sin embargo, la producción de acidez es normal:
Nuestro organismo produce ácido láctico y dióxido de carbono durante la actividad física.
- El azufre y el fósforo d las proteínas y de nuestros fluídos gástricos se convierten por oxidación en ácido sulfúrico en ácido fosfórico.
- La digestión de las proteínas de la dieta libera iones de hidrógeno al medio, que lo hace más ácido.
- La descomposición metabólica de las proteínas también produce ácido úrico.
- Las grasas tienen una digestión más lenta, lo cual puede crear más putrfacción y, por tanto, más acidez.
- El azúcar blanco no contiene minerales alcalinos porque se pierden en el proceso de refinamiento. Su consumo en exceso incrementa la acidez porque el organismo debe utilizar los minerales alcalinos que tiene para compensar la acidez que produce el azúcar.
- Los hidratos de carbono complejos y los cereales integrales tienen una digestión más lenta y, normalmente, no producen en su digestión ácidos orgánicos.
Existen varios factores que determinan el hecho de que un determinado alimento produzca acidez o alcalinidad en nuestro cuerpo, pero el más importante es su composición mineral. El calcio, el magnesio, el sodio, el potasio y el hierro son los principales minerales alcalinos. Los alimentos que contienen altas concentraciones de estos minerales son considerados alimentos de formación alcalina. Por el contrario, alimentos ricos en azufre, fósforo, yodo y cloro son alimentos de formación ácida.
SÍNTOMAS DE ACIDEZ
La principal consecuencia de crear y mantener en el tiempo una acidez sistémica es la afectación del sistema nervioso central. Entre otros síntomas, pueden ocurrir depresión anímica, cambios de humor, irritabilidad, fatiga y tensión muscular, espasmos musculares, insomnio, dolor de cabeza y dolor muscular generalizado que con frecuencia se localiza más intensamente en la zona lumbar, problemas gastrointestinales como nauseas, vómitos, ardor y estreñimiento.
SÍNTOMAS DE ALCALINIDAD
Un exceso en la alcalinidad de nuestro organismo puede causar también problemas, el principal, la sobreexcitación del sistema nervioso. Sus síntomas son, entre otros, los calambres, espasmos musculares faciales o en el antebrazo, nerviosismo extremo, falta de concentración, etc.
Puesto que nada de esto es deseable, os recomendamos proporcionar al cuerpo un porcentaje óptimo de alimentos de formación ácida y de formación alcalina para poder mantener un buen equilibrio ácido-alcalino. En próximos posts os hablaremos con más detalle de cómo acidificar y alcalinizar el sistema, dando ejemplos concretos de alimentos de formación ácido-alcalina.
Alicia Baldó
Farmacéutica y Especialista en Nutrición