Con motivo de la XIIIª edición del Día Nacional de la Nutrición, la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) va a dedicar el día de hoy a destacar la importancia que tiene seguir una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable para prevenir y reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil.
Durante esta jornada, se desarrollarán a nivel nacional toda una serie de actividades en hospitales, escuelas, universidades y centros comerciales (conferencias, puntos de información, entrega de materiales informativos a la población, etc.) con el fin de difundir la importancia de mantener unos hábitos alimentarios correctos y sensibilizar a la población de las consecuencias clínicas que puede tener el sobrepeso y la obesidad a largo plazo.
La OMS define ya estas enfermedades crónicas (la obesidad y el sobrepeso) como “la pandemia del siglo XXI”. En España, los datos publicados de la última Encuesta Nacional de Salud (ENS) del Ministerio de Sanidad respecto de la obesidad infantil dicen, textualmente: “De cada 10 niños entre 2 y 17 años, dos tienen sobrepeso y uno obesidad.” Y añaden, que “…la prevalencia de obesidad infantil se mantiene relativamente estable desde 1987.”
Otro dato de esta encuesta, a mi parecer muy importante, es que 4 de cada 10 personas adultas se declara sedentaria, es decir, no realiza ninguna actividad física en su tiempo libre. Esto viene a ser 1 de cada 3 hombres y casi 1 de cada dos mujeres. En niños menores de 15 años, el porcentaje de sedentarismo se acerca al 32%.
Estas cifras son realmente alarmantes. En el 2011, el estudio ALADINO sobre vigilancia del crecimiento, alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad llegaba a conclusiones y datos muy similares (ver el siguiente cuadro).
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES FACTORES DE RIESGO DE SOBREPESO Y OBESIDAD?
- Alimentación inadecuada. En general, la dieta actual es muy rica en sal, grasas y azúcares (presentes en alimentos precocinados, comida rápida, fritos, dulces, pasteles, bebidas y refrescos azucarados), mientyras que el consumo de verduras, frutas, lácteos, legumbres y pescado es menor.
- Ejercicio físico escaso. Los juegos al aire libre, las excursiones y paseos al campo y los deportes en general han ido poco a poco sustituyéndose por otras actividades más sedentarias (mirar la televisión, jugar con el ordenador, los videojuegos, etc). Estoy segura que muchos de nosotros todavía recordamos aquellas largas tardes de juegos en la calle o en el parque.
- Otros factores. Además de estos dos factores de riesgo mencionados, existen otros factores genéticos y ambientales implicados en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad infantil. Entre los más destacados se encuentran la existencia de obesidad en uno o ambos progenitores, el bajo peso al nacer, una lactancia materna ausente o corta (menos de 6 meses) y pocas horas de sueño nocturno.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA REDUCIR EL RIESGO DE SOBREPESO U OBESIDAD?
- Desayunar de forma equilibrada todos los días.
- Consumir 3 piezas de fruta al día.
- Incluir verduras en todas las comidas y las cenas.
- Consumir legumbres 2-3 veces a la semana.
- Incrementar el consumo de cereales integrales, pescado azul y blanco, leche, yogur y queso bajo en grasa.
- Disminuir el consumo de carnes con grasa visible y piel, embutidos grasos, etc.
- Servir raciones adecuadas y suficientes.
- Moderar el consumo de dulces, aperitivos salados, bebidas y refrescos azucarados, quesos grasos, salsas y alimentos precocinados.
- Es preferible consumir platos caseros, y utilizar aceite de oliva virgen tanta para cocinar como para aliñar.
- Procurar comer en familia o con amigos, evitando comer solo.
- Realizar ejercicio físico con regularidad (jugar al aire libre, caminar, subir escaleras…) y 2 o 3 veces por semana practicar algún tipo de deporte de mayor intensidad.
- Respetar la hora de acostarse a dormir; es aconsejable dormir entre 8-10 horas.
- Evitar tener TV en el comedor y en lla habitación de dormir.
¿Y QUÉ HAY DEL DESAYUNO?
El desayuno es una más de las comidas del día, ni la más importante ni la única. Y como tal la debemos considerar. Es decir, que el desayuno debe contener los alimentos que a una le apetezca comer, eso si, saludables. Aunque en este país se haya convertido en una convencionalidad lo de desayunar 1 ración de cereales (pan, cereales de desayuno o galletas) y 1 lácteo (leche, yogur, queso) y, quizá, algo de fruta, este no es un desayuno saludable. De verdad, no lo es.
¿Y qué lo es entonces?, os preguntaréis. Pues se puede desayunar casi cualquier cosa: desde huevos revueltos y alubias con salchichas (típico de los países anglosajones), hasta bol de frutas con yogur líquido (más de las zonas tropicales) o café y tostadas (muy mediterráneo). Pero también estaría bien desayunar tostadas con aguacate, copos de avena, judías con jamón o garbanzos con espinacas ¿por qué no?
Lo que no estaría recomendado (de ahí lo de «casi cualquier cosa») es comer alimentos no saludables, como galletas, cereales de desayuno y cualquier tipo de bollería o pastelería. Pero ni en el desayuno, ni en la comida, ni en la merienda ni en la cena. Si queréis saber porqué, leed también este otro post sobre el mejor desayuno.
Cintia Segura
Dietista-Nutricionista, colaboradora de NutriPharm
REFERENCIAS:
- ESTUDIO ALADINO sobre vigilancia del crecimiento, alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad. Accesible online: http://www.naos.aesan.msssi.gob.es/naos/ficheros/investigacion/ALADINO.pdf
- http://www.fesnad.org/
- ENS 2011-12. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Accesible online: http://www.msssi.gob.es/estadEstudios/estadisticas/encuestaNacional/encuestaNac2011/PresentacionENSE2012.pdf
- Aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población infantil de la provincia de Alicante en los últimos 10 años. L. ruiz Pérez y col. Endocrinol Nutr. 2008;55(9):389-95.
- El desayuno en la infancia: más que una buena costumbre. M.J. Galiano Segovia, J.M. Moreno Villares. Acta Pediatr Esp. 2010; 68(8): 403-408.
- Estudio sobre el desayuno y el rendimiento escolar en un grupo de adolescentes. R. Herrero Lozano y J. C. Fillat Ballesteros. Nutr Hosp. 2006;21(3):346-352.