CONTROL DEL RIESGO CARDIOVASCULAR

A medida que nos hacemos mayores y crecemos profesionalmente, nuestras obligaciones y responsabilidades también aumentan. Ello conlleva, en la mayoría de los casos, un incremento del estrés debido a los rotmos de vida tan dinámicos que llevamos. Pensamos que estamos sanos, pero en realidad no sabemos cierto cómo estamos ni cómo estaremos en un futuro. Lo que sí sabemos es que más vale prevenir que curar.

Las enfermedades cardiovasculares, junto con el cáncer, son la principal causa de mortalidad en estos momentos. Suponen una pérdida potencial de años de vida muy importante y una limitación en la calidad de vida de las personas afectadas y de quienes conviven con ellas.

Existen diversos factores del riesgo cardiovascular. Algunos de ellos no los podemos controlar, son factores intrínsecos de cada persona, como la edad y la historia familiar. Otros factores, los extrínsecos, son perfectamente modificables y controlables por las personas, como el hábito de fumar, de beber alcohol, la alimentación, la práctica de ejercicio físico, etc.

Así pues, la prevención del riesgo cardiovascular debe entenderse como una inversión a largo plazo, de la que sólo veremos sus beneficios al cabo de los años.

El cálculo del riesgo cardiovascular se realiza mediante distintos métodos de medición validados en función de las características y necesidades del paciente. En cambio, el control del riesgo cardiovascular se realiza a través del seguimiento de los valores obtenidos respecto de los objetivos de control de ese paciente, el asesoramiento farmacéutico y la colaboración con otros profesionales sanitarios.