Los antigripales no curan la gripe
Siento mucho daros esta «mala notícia», pero así es. Los antigripales no curan la gripe. Tampoco lo hace ningún antibiótico, pero de ésto ya hablamos en este otro post. El resfriado y la gripe comparten algunos síntomas, pero no todos ni en la misma intensidad ni frecuencia. Ambos son causados por una infección vírica. Pero, a diferencia del resfriado, la gripe es una infección de vías respiratorias altas y bajas
La diferencia más característica con el resfriado es que la gripe produce fiebre alta, por ecima de 38ºC, de inicio muy rápido y que puede durar hasta 4 días. Además de fiebre, la gripe cursa también con tos, congestión nasal, dolor de garganta, malestar general, inflamación de las mucosas y una fatiga extrema, que te deja KO. Estos síntomas duran aproximadamente una semana, excepto la tos y la fatiga, que pueden perdurar hasta 10 días. En grupos de población de riesgo (menores de 12 años, personas mayores, asmáticos, inmunodeprimidos, embarazadas, lactantes, etc.) la infección puede ser grave y, en algunos casos, comprometer la vida.
La gripe, hay que pasarla
O no. Veamos: el contagio de la gripe se produce por diseminación de las gotitas (gotas de Flügge) que se expulsan al hablar, toser, estornudar, etc., y que son inhaladas directamente por otra persona. También puede ocurrir contagio al entrar en contacto directo con estas gotitas cuando se depositan en objetos con virus capaces de transmitir la infección.
Como el contagio es tan fácil, lo habitual es que la gripe se presente en forma de epidemias estacionales, que afectan a una gran parte de la población. Precisamente ésta es la razón por la que de desarrolló la vacuna antigripal, para proteger de esta infección a las personas más vulnerables (que he mencionado unas líneas más arriba). Lo esencial que debemos saber sobre la vacuna antigripal lo tenéis resumido en este post.
Por eso, recomiendo firmemente la vacunación contra la gripe y aprovecho, de paso, para instar a todos los profesionales sanitarios a que se vacunes y a que recomienden también la vacunación a sus pacientes en riesgo.
La gripe se puede prevenir
La mejor y más eficaz forma de prevenir la gripe, para uno mismo y para los demás, es la vacunación. Y si no lo tenéis todavía claro, leed aquí a Lucía Galán.
Además de vacunarse, nos pueden ayudar a evitar el contagio las siguientes medidas higiénicas, que por muy banales que os parezcan, realmente son muy importantes.
- Lavarse las manos frecuentemente con jabón.
- Taparse la boca y la nariz al toser y estornudar.
- Evitar cambios bruscos de temperatura.
- Mantener el ambiente húmedo.
- Evitar las estancias mal ventiladas.
- Evitar fumar y proteger a los enfermos del humo de segunda y tercera mano.
- Aumentar el consumo de líquidos.
- Descansar lo suficiente y sin exceso de abrigo para evitar sudar.
Por último, también es de ayuda mantener el sistema inmune «a tope». ¿Que cómo? Evidentemente, manteniendo una alimentación sana, en la que seguro no faltarán alimentos como los que te comento en este post, y un estilo de vida saludable, siguiendo algunas de estas recomendaciones.
Los antigripales alivian los síntomas de la gripe
Aunque es irremediablemente cierto que la gripe hay que pasarla, también es cierto que se puede pasar un poco mejor con el uso de antigripales.
Los antigripales son medicamentos, por lo general, de venta libre (sin receta), que contienen una combinación de dos o más principios activos que actúan específicamente frente a alguno de los síntomas de la gripe.
- Analgésicos, antipiréticos, antiinflamatorios. Hablo del paracetamol, el ácido acetil salicílico y el ibuprofeno.
- Descongestivos. Hay dos tipos, los tópicos, que se aplican en gotas o spray nasal (como la naftazolina, la oximetazolina y los demás de su familia); y los sistémicos, que forman parte de formas orales (como la efedrina, la pseudoefedrina, fenilefrina, etc.). El uso excesivo de descongestivos tópicos puede dar lugar al llamado «efecto rebote», que consiste en que el propio organismo sintetiza y segrega más moco debido a una sequedad excesiva de las mucosas de las vías altas producida precisamente por el descongestionante. Ello implica también en muchos casos una cierta adicción a estos medicamentos.
- Antihistamínicos. La clorfenamina, la difenhidramina, cetirizina, ebastina, etc. se utilizan para reducir la rinorrea, esa caída de moco constante que tanto molesta a los adultos y que tan beneficiosa es para los más pequeños. Recordad que el moco es un sistema defensivo de nuestro organismo a través del cual expulsamos tóxicos, virus, bacterias y todo lo que al cuerpo no le interesa. Por eso, salvo casos en los que la rinorrea sea excesivamente molesta, no conviene cortarla.
- Antitusígenos. De nuevo estamos frente a un mecanismo defensivo de nuestro cuerpo, la tos, a la tampoco conviene suprimir salvo en casos de tos improductiva (tos seca) que interfiera el sueño e impida el descanso. Se utilizan fundamentalmente el dextrometorfano (en tos seca) y la cloperastina (en tos productiva). La codeína es también un antitusígeno altamente eficaz por actuar directamente suprimiendo el centro de la tos a nivel del sistema nervioso central. Pero debido a sus muchos efectos secundarios y su efecto adictógeno, sólo puede dispensarse con receta.
- Mucolíticos y expectorantes. Su función primordial es fluidificar el moco y ayudar a expulsarlo. Los más utilizados son la carbocisteína, la acetilcisteína, el ambroxol y la guaifenesina.
- Antisépticos bucales. Son realmente útiles en el dolor e irritación de la garganta. Me refiero a clorhexidina, bacitracina y tirotricina, que pueden combinarse con algún antiinflamatorio (como enoxolona y flurbiprofeno) o con un anestésico local (como benzocaína, lidocaína o ambroxol). Se comercializan en forma de caramelos o de pastillas blandas para chupar, pero es muy importante recordar que no son «caramelos» y, por tanto, debemos prestar atención a su posología.
Igual que no todas las gripes y resfriados son iguales, no todos los antigripales son iguales, puesto que cada uno tiene una combinación específica de los principios activos mencionados. Por eso, es muy importante preguntar al farmacéutico y dejarse asesorar según los síntomas que se presenten. Además, y por muy de venta libre que sean, muchos tienen contraindicaciones para algunos pacientes. Diabéticos, hipertensos, asmáticos, embarazadas y lactantes deben de tener especial cuidado a la hora de adquirir un antigripal. En estos casos, preguntad siempre al farmacéutico.
Los antigripales con ingredientes naturales también existen
Pues sí, los antigripales llamados «naturales» también existen. Y los hay para satisfacer la demanda de aquellas personas tiquis-miquis con la medicina tradicional o los modernos de lo zen, bio, eco y 100%natural.
¿Y qué ingredientes pueden contener este tipo de antigripales?
Pues en realidad, son mucho más variados y heterogéneos en composición que los antigripales tradicionales. Algunas combinaciones son realmente complicadas…
- Estimulantes del sistema inmune: equinácea, uña de gato, propóleo, vitamina C, zinc, etc.
- Descongestionantes nasales: solución salina fisiológica o hipertónica, agua de mar.
- Antitusivos: tomillo, amapola roja, regaliz
- Mucolíticos: drosera, hiedra, llantén
- Expectorantes: mentol, pino, eucalipto
- Antisépticos y antibacterianos: tomillo, gordolobo, regaliz. Tenéis más información antibacterianos naturales aquí (alimentos) y aquí (plantas medicinales).
- Antiinflamatorios: gordolobo, saúco, erísimo
- Protectores delas mucosas: líquen de Islandia
- Demulcentes: miel, malvavisco
- Prebióticos y probióticos: fructooligosacáridos y algunas cepas comunes de Lactobacillus sp.
Algunos de estos antigripales naturales se comercializan como complementos alimentarios, por lo que no están sometidos a las mismas regulaciones que los antigripales convencionales. Ello hace que tengamos una información menos completa y exacta sobre su composición.
También quiero recordar que las plantas medicinales tienen contraindicaciones y pueden no ser nada recomendables para algunos pacientes. De nuevo, diabéticos, hipertensos, asmáticos, niños, embarazadas y lactantes son los grupos de mayor riesgo a padecer efectos secundarios.
Algunos apuntes interesantes
- Algunos antigripales llevan escrito en el envase la palabra «fuerte». Por lo general, sólo se refiere a que contienen mayor cantidad de analgésico que su homólogo convencional.
- ¿Qué antigripal es mejor, sobres, comprimidos, cápsulas o jarabes? El mejor antigripal es el que cubra todos los síntomas, aunque a veces es difícil encontrar que un sólo antigripal sea suficiente y haya que combinarlos. En cuanto a la forma farmacéutica, es importante recordar que los sobres suelen contener más cantidad de analgésico, pero también de azúcares. No os preocupéis, que los hay también «sin azúcar». Jarabes antigripales, hay muy pocos comercializados y suelen contener grandes cantidades de azúcares, especialmente los pediatricos.
- En embarazadas y lactantes, lo indicado es utilizar, solamente, paracetamol y agua de mar o solución salina hipertonica.
- En el caso de diabéticos, debemos escoger un antigripal en comprimidos o cápsulas antes que sobres o jarabes. De todos modos, es conveniente, leer siempre su composición en el prospecto.
- Los niños mayores de 12 años pueden, en principio, tomar cualquier antigripal. en menores de 12 años, hay que evitar aquéllos que contengan ácido acetil salicílico.
- Para niños de 6 a 12 años existen pocos antigripales comercializados. Suelen contener en el envase la palabra «Junior». Si no los encontramos, siempre será una buena elección el paracetamol y la solución salina.
- Para niños de 3 a 6 años existe algún jarabe antigripal de fitoterapia, pero suelen contener mucho azúcar.
- En niños menores de 3 años no hay más opciones que el paracetamol y la solución fisiológica. Pueden utilizarse los humidificadores para aliviar la tos y la congestión, pero hay que tener mucho cuidado y no añadir aceites esenciales.
- Es frecuente que se produzca un error de medicación al duplicar la dosis de analgésico, puesto que los antigripales ya contienen algún analgésico.
Bueno, el tema da para mucho más, ya lo sé. Pero con esto que os he contado, espero haber calmado los ánimos respecto a la gripe, a pesar de que sigue siendo una enfermedad que me causa mucho respeto.
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