Desde el pasado 1 de agosto y hasta el próximo día 7 se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que coordina WABA desde hace 25 años.
En palabras de la Dra. Flavia Bustreo, Subdirectora General de la OMS, Salud de la Familia, de la Mujer y del Niño, «El desarrollo de la 1ª infancia comienza con el pecho de la madre…» y es «…el mejor comienzo en la vida». Menos romántica, pero con el mismo objetivo, se mostraba UNICEF en el año 2014 cuando enunció que La leche materna es el mejor alimento para los niños y niñas y NO tiene sustituto.
De hecho, la OMS recomienda la alimentación de los recién nacidos con lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses. Después, y hasta los dos años como mínimo (ojo! esto es importante), la lactancia materna debe ser complementada adecuadamente con otros alimentos inocuos, lo cual me atrevo a traducir en evitar que los niños consuman bebidas azucaradas de cualquier tipo (incluidos los zumos naturales) y alimentos procesados (ricos en azúcares simples y grasas poco o nada saludables), entre los que se puede incluir algunos potitos de purés infantiles y otros productos alimentarios dedicados a los más pequeños.
Pese a sus recomendaciones, la OMS nos aporta datos alarmantes. Por ejemplo, sólo 1 de cada 5 niños es amamantado durante 12 meses en los países con mayores ingresos. Y un tercio de los niños entre 6 meses y 2 años no son amamantados en absoluto en países con ingresos medios o bajos. Ello priva a centenares de millones de niños en todo el mundo de la oportunidad de un desarrollo físico y mental óptimo, tal y como la Academia Americana de Pediatría (AAP) publicó en 2012 en su documento «Lactancia Materna y el uso de leche humana».
El déficit de lanctancia materna es un problema de Salud Pública
Por eso, hoy día se considera que éste déficit de bebés amamantados supone un serio problema de Salud Pública. Varios estudios ya han demostrado que la lactancia materna protege tanto al bebé como a la madre de algunas enfermedades crónicas y psicológicas. Además, investigaciones recientes de The Lancet sugieren que el crecimiento económico disminuye cada año en unos 300 millones de dólares debido al aumento de niños que no reciben lactancia materna exclusiva y que, como consecuencia, no desarrollan toda su capacidad intelectual.
Frente a semejante panorama, OMS, UNICEF, WABA, AAP y las autoridades gubernamentales estatales y locales, así como asociaciones no lucrativas pro-lactancia materna, trabajan por fomentar la lactancia materna. Y lo hacen proporcionando información y recursos para que las nuevas madres puedan amamantar a sus hijos en cualquier lugar y situación. Y para que sus familiares, amigos y compañeros de trabajo puedan ofrecerles su apoyo.
Evidencias de los beneficios de la lactancia materna
En este sentido, el pasado otoño The Lancet publicó una serie sobre el desarrollo en la primera infancia, que aborda las diferentes formas de aplicar el conocimiento científico al desarrollo óptimo de los niños durante sus primeros años, y en la que la lactancia materna y la alimentación son una parte fundamental de esta serie.
Al hilo, me gustaría recordar también que, ya hace 15 años, UNICEF publicaba Para la Vida. Es un documento que proporciona información esencial para la salud de los niños y dedica un capítulo a la lactancia materna. (Podéis leer más sobre este documento en este post que escribí hace algún tiempo). En este capítulo, ya se mencionaba el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, publicado en 1981 por la OMS, y cuyos artículos siguen sin cumplirse a día de hoy en la mayoría de los países del mundo. Prueba de ello es que organizaciones como The Mother and Child Health and Education Trust denuncian que la industria de fórmulas infantiles gasta más dinero en marketing del que los gobiernos destinan al fomento y promoción de la lactancia materna.
Por ello, todos los sanitarios debemos seguir sumando esfuerzos por promocionar la lactancia materna y hacerla visible y natural en cualquier lugar y situación.