Como ya comentamos en nuestro anterior post, los alimentos funcionales son aquellos que contienen nutrientes específicos que presuntamente afectan positivamente determinadas funciones de nuestro organismo.
Funciones fisiológicas y metabólicas que los alimentos funcionales pretenden modificar
La industria alimentaria siempre ha estado muy alerta a las demandas de la población en cuanto a su alimentación. Por lo general, la industria siempre se ha anticipado a las necesidades alimentarias de la población. Incluso, muchas veces ha creado estas necesidades para mejorar la comercialización de sus productos.
Y en la elaboración de los alimentos funcionales, la industria alimentaria se ha fijado en que las personas se preocupan por:
- El crecimiento y desarrollo en la primera infancia.
- La regulación de los procesos metabólicos básicos, en relación con el aumento de peso y la obesidad, la diabetes, la hiperlipemia.
- La defensa contra el estrés oxidativo.
- La fisiología y función cardiovascular.
- La fisiología y función gastrointestinal.
- El rendimiento cognitivo y mental, incluidos el estado de ánimo y la rapidez de reacción.
- El rendimiento físico.
Tipos de Alimentos Funcionales
A continuación os doy una relación de los principales tipos de alimentos funcionales –no es una lista exhaustiva- que podemos encontrar comercializados y sus supuestas propiedades beneficiosas.
Leche maternizada y leches infantiles
Es un ejemplo clásico de lo que representa un alimento funcional. Estos preparados lácteos persiguen simular la leche materna y están elaborados a partir de leche de vaca enriquecida y tratada. Actualmente, debido a su uso tan extendido, ya disponen de su propia legislación específica.
Leche sin lactosa
La lactosa es un hidrato de carbono presente en la leche de vaca. Para digerirlo, nuestro organismo necesita una enzima llamada lactasa, que convierte este azúcar en unidades más pequeñas. Hay personas que padecen intolerancia a la lactosa como consecuencia de la disminución o ausencia de lactasa, por lo que estas personas no pueden beber leche con lactosa. Las leches bajas en lactosa o sin ella surgen para cubrir la demanda de leche de las personas intolerantes a la lactosa, aunque actualmente la consumen también otras personas con otro tipo de problemas inflamatorios intestinales.
La lactosa es, además, un ingrediente alimentario que forma parte de la composición de muchos alimentos procesados y conservas. Actualmente es un requerimiento legal que un producto lo indique en su etiqueta cuando contiene lactosa. Por eso, no es de extrañar que cuando un producto alimentario no contiene lactosa también lo indique de forma bien visible en su etiqueta, por ejemplo con mensajes como “sin lactosa” o “apto para intolerantes a lactosa”.
Leche enriquecida con vitaminas y/o con minerales
A la oferta de leches enteras, semidesnatadas y desnatadas, hay que añadir además, las enriquecidas con vitaminas y/o con minerales:
- Leche enriquecida con vitamina A, D y E: Presúntamente, el aporte de vitamina D ayuda a la absorción del calcio en los huesos. La vitamina E tiene un alto poder antioxidante. La vitamina A favorece la función visual. Estas vitaminas son solubles en la grasa de la leche, por lo que desaparecen total o parcialmente durante el procesamiento de las leches a las que se les extrae la grasa (como en la leche semidesnatadas y desnatadas). Por eso es habitual que estas vitaminas se vuelvan a añadir a la leche una vez extraída la grasa.
- Leche enriquecida con vitaminas B6, B9 y B12: Estas vitaminas facilitan la degradación y metabolismo de la homocisteína, un aminoácido considerado determinante en la aparición de enfermedades cardiovasculares. Es también habitual encontrar leches enriquecidas con estas vitaminas, aunque es importante reconocer que de ninguna manera protegen ni mejoraran por si solas ninguna enfermedad cardiovascular.
- Leche rica en calcio: El calcio es un mineral esencial para la formación y el crecimiento de huesos y dientes. Las leches ricas en calcio están pensadas para ayudar al fortalecimiento de los huesos y suelen contener, además, magnesio y vitaminas A, D y E, con el fin de mejorar su asimilación y complementar sus beneficios. Sin embargo, en la práctica ninguna de estas leches ha demostrado ser mejor que una dieta variada rica en todos estos nutrientes.
- Leche rica en magnesio: El magnesio es un mineral esencial que, además del calcio, también forma parte de huesos y dientes. También se ha estudiado su papel en la prevención de la osteoporosis, en la recuperación muscular tras el ejercicio, en los procesos neurológicos de control de estrés y en los procesos celulares de protección frente al estrés oxidativo.
Leche enriquecida en fibra
Este tipo de leches pretenden introducir un aporte adicional de fibra a la dieta habitual, aunque en la mayoría de los casos no sea significativa.
Leche enriquecida con ácidos grasos omega-3 y ácido oleico
En este tipo de leche se sigue un proceso de modificación de la grasa de la leche de vaca (rica en grasas saturadas y colesterol) aumentando su contenido en grasas monoinsaturadas, como el ácido oleico, o poliinsaturadas, como los ácidos grasos omega 3 (EPA y DHA), que aportan mayores beneficios a la salud:
- Mantienen un equilibrio adecuado de los lípidos en sangre.
- Inhiben los mecanismos de agregación plaquetaria y, por tanto, contribuyen a disminuir el riesgo cardiovascular.
- Son lípidos fundamentales para el correcto desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso central.
La finalidad de este tipo de leches es, por tanto, favorecer la prevención contra riesgos cardiovasculares. Su consumo habitual es también una fuente dietética importante de estos ácidos grasos para personas alérgicas o poco consumidoras de pescado azul, frutos secos o aceites vegetales de oliva y semillas. Pero, ojo! lo mejor para prevenir riesgos cardiovasculares sigue siendo seguir una dieta variada rica en pescado azul, frutos secos, semillas, y aceite de oliva.
Yogures y leches fermentadas
Las leches fermentadas son alimentos a los que se les atribuyen propiedades beneficiosas por su contenido en bacterias lácticas. En la elaboración del yogur, se fermenta la lactosa de la leche por la acción de ciertas bacterias como Streptococcus thermophilus y Lactobacillus bulgaricus, que consiguen:
- Elevar el nivel de acidez, lo que impide la proliferación de otros microorganismos patógenos.
- Un sabor y olor más agradable.
- Una consistencia más densa por la coagulación de las proteínas de la leche.
- Las grasas y las proteínas sufren un proceso de pre-digestión, que las convierten en sustancias más pequeñas y digeribles.
Otro ejemplo de fermentación láctica es el que tiene lugar en la elaboración del kéfir.
Zumos y otras bebidas enriquecidas
A pesar de no ser una buena opción para cubrir las necesidades hídricas del organismo porque suelen aportar demasiados azúcares, estas bebidas se suelen enriquecer con:
- Vitaminas antioxidantes: Vitaminas A (en forma de beta-caroteno), C y E, que intervienen como antioxidantes en multitud de procesos metabólicos, protegiendo de enfermedades relacionadas con la presencia de radicales libres, como las enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, Alzheimer y enfermedades relacionadas con procesos de envejecimiento.
- Vitamina D: Imprescindible para que el calcio se fije en los huesos correctamente. Los zumos enriquecidos con vitamina D, también suelen llevar calcio añadido. Pero ninguno de ellos por sí solo hará mejorar nuestra densidad ósea.
- Vitaminas del grupo B: Estas vitaminas participan en múltiples procesos metabólicos, como la obtención de energía a partir de hidratos de carbono, las grasas y las proteínas, en la producción de glóbulos rojos y blancos, hormonas, colágeno y en la estabilidad del sistema nervioso, entre otras. Sin embargo, no es difícil llegar a la conclusión de que la cantidad de vitaminas del grupo B que puede contener una bebida enriquecida nunca llegará a ser superior a la de un huevo, un filete o una ración de pescado o de legumbres.
- Minerales como calcio, fósforo, magnesio y hierro: El calcio y el fósforo intervienen en el desarrollo y fortalecimiento de los huesos y dientes. Por su parte, el magnesio contribuye en la actividad muscular y nerviosa, además de tener un papel importante en el mantenimiento de los huesos. El hierro está implicado en la formación de hemoglobina que transporta oxígeno en la sangre. De la misma forma que ocurre con las vitaminas del grupo B, ningún zumo o bebida enriquecida puede llegar a ser tan beneficiosa como una alimentación variada y rica en alimentos que contengan estos minerales.
- Fibra: En la elaboración industrial de zumos, gran parte de la fibra natural de la frutas se pierde, por lo que puede pensarse que es conveniente adicionarla. La fibra regula el tránsito intestinal, mejora el control de la glucemia, disminuye el colesterol plasmático y contribuye a la prevención de ciertas enfermedades, como por ejemplo, el cáncer de colon. Sin embargo, la fibra añadida a los zumos y bebidas enriquecidas es solamente fibra soluble, mientras que los alimentos ricos en fibra, contienen también fibra insoluble.
- Fructo-oligosacáridos: Son sustancias presentes en los vegetales que tienen la capacidad de promover el crecimiento selectivo de bacterias intestinales beneficiosas (bífidobacterias o lactobacilos), mejorando el tránsito intestinal y estimulando el sistema inmunológico; son prebióticos. Un zumo o una bebida enriquecida en estos compuestos nunca será tan saludable como una alimentación variada rica basada en alimentos vegetales.
Cereales de desayuno fortificados
Los cereales fortificados son otro ejemplo de alimentos funcionales ampliamente distribuidos en el mercado. Altamente enriquecidos en vitaminas y minerales, pretenden contribuir a mejorar el aporte nutritivo a las personas que los consumen.
Su principal componente nutritivo son los hidratos de carbono complejos, procedentes de los diferentes cereales empleados en su elaboración, e hidratos de carbono simples, procedentes de otros productos añadidos como miel, chocolate, etc. Las proteínas que aportan son de calidad biológica intermedia pero, combinados con lácteos pueden incrementar su valor biológico. También contienen fibra en cantidades variables, según la cantidad y la calidad de cereales integrales, salvado o frutos secos que contengan.
El aporte inicial de vitaminas y minerales es, por lo general, bajo. Por eso, tienden a ser fortificados en vitaminas B1, B2, B3, B6, folatos, B12, vitamina D, hierro y calcio. En general, una ración de 30g de cereales cubre aproximadamente la cuarta parte de la cantidad diaria recomendada (CDR) de estos nutrientes.
Sin embargo, y dada la gran cantidad de azúcares simples que contienen, la mayoría de estos productos no son recomendables como parte de una alimentación variada y saludable.
Alimentos enriquecidos con antioxidantes
Además de los zumos mencionados anteriormente, multitud de productos alimenticios son actualmente enriquecidos con sustancias antioxidantes como:
- Vitaminas A, C y E
- Licopeno (carotenoide presente en el tomate)
- Betacaroteno (provitamina A, presente de forma natural en la zanahoria, calabaza, mango, etc.)
- Polifenoles vegetales
- Compuestos azufrados
- Zinc
- Selenio
Alimentos enriquecidos con probióticos
Los probióticos son microorganismos vivos del tipo Lactobacillus acidophillus, Bifidobacterium bifidum o Lactobacillus casei immunitas, que tienen efectos positivos sobre la flora bacteriana natural del intestino.
El consumo de este tipo de alimentos enriquecidos con probióticos favorece, no solamente la digestibilidad de los alimentos, sino también el estado inmunitario normal del organismo.
Alimentos enriquecidos con fitoesteroles
Los fitoesteroles son compuestos vegetales que han demostrado tener propiedades hipolipemiantes. Su adición a alimentos como las margarinas o la leche, convierte a estos alimentos en alimentos adecuados para prevenir enfermedades cardiovasculares.
Un buen ejemplo de estos productos son las margarinas enriquecidas. Las margarinas son grasas semisólidas con aspecto similar al de la mantequilla pero más untuosas. Se obtienen a partir de grasas insaturadas de origen vegetal, o mezcladas con grasas de origen animal.
Las margarinas 100% vegetales se obtienen a partir de grasas con alto porcentaje en ácido linolenico, esencial para nuestro organismo. Pero, en su elaboración industrial, parte de estas grasas son hidrogenadas, para hacerlas más estables, convirtiéndolas en “grasas trans”, y comportándose en nuestro organismo igual que las grasas saturadas. A pesar de ello, este aporte sigue siendo inferior al que aporta la mantequilla (26% frente a 50%) y la margarina, además, no contiene colesterol.
Para enriquecer este tipo de alimento, se le adicionan fitoesteroles. Consumir unos 20 gramos diarios de margarina enriquecida (lo que nos untaríamos en dos rebanadas de pan) consigue reducir el colesterol LDL entre un 10 y un 14%, respecto al consumo de una margarina no enriquecida. Sin embargo, no conviene exceder el consumo de fitoesteroles ya que podría reducir los niveles de beta-carotenos, y comprometer la absorción de vitaminas liposolubles como la A y la K.
Productos enriquecidos con ácidos grasos omega-3
Los omega-3 son ácidos grasos poliinsaturados que destacan por mantener el equilibrio de las grasas en la sangre, impedir la agregación plaquetaria y disminuir por tanto, el riesgo de enfermedad cardiovascular, además de ser lípidos fundamentales en el desarrollo del sistema nervioso central. El organismo no es capaz de producirlo, por lo que debe ser aportado al organismo a través de la dieta.Concretamente, existen dos tipos de ácidos grasos omega-3 específicos, el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico) que están presentes de forma natural en algunos alimentos pero que también son añadidos a otros para enriquecerlos.
- Huevos ricos en DHA: se obtienen alimentando a las gallinas con un tipo de alga rica en DHA mezclada en sus piensos.
- Lácteos: sobre todo productos y leches infantiles.
- Mantequillas y margarinas.
Sal yodada
La falta de yodo de la dieta puede producir manifestaciones negativas en el crecimiento y desarrollo humano como cretinismo, bocio endémico, retrasos psicomotores, etc.
La relación calidad-precio-efectividad positiva permitió que se llevara a cabo la iniciativa de suplementar la sal común con yodo, para así suplir las deficiencias de la población en este mineral. El consumo diario de 5-15 gamos/día es la cantidad que se estima suficiente para suplir las necesidades de yodo del organismo.
Condimentos y especias
En países en los que el consumo de especias está muy extendido, se aprovechan estos alimentos para enriquecerlos y combatir así deficiencias nutricionales de la población. Un ejemplo de ello ocurre en la India y otros países orientales donde se fortifica el curry o la soja con hierro para combatir la anemia.
REFERENCIAS
- Guía de alimentos funcionales. SENC, Instituto omega 3 (Fundación Puleva), CECU.
- Alimentos Enriquecidos. Nuevos Alaimentos y Fitoterapia. Alfred Benavent Vallés. Universitat Oberta de Catalunya (UOC), 2011.
- http://www.consumer.es/alimentacion/aprender-a-comer-bien/alimentos-funcionales/tipos/condimentos/