Ya hacía algunas semanas que esperaba el momento de tener un ratito para escribir unas palabras acerca de un tema sobre el que, casualidad o no, me han estado consultando varias personas durante estos últimos días… La falta de hierro y la anemia.
Para empezar me gustaría comentar que ambas cosas no son lo mismo. La anemia puede ser causada por falta de hierro, sin duda, pero también por otras causas.
El hierro es un mineral que interviene en la formación de la hemoglobina de los glóbulos rojos. Como la hemoglobina es necesaria para poder transportar oxígeno en la sangre a todas las células del cuerpo, una deficiencia de hemoglobina conlleva debilidad y fatiga por debilitamiento del sistema inmune, ansiedad, irritabilidad y letargia. Éstos son los primeros signos de la anemia causada por deficiencia de hierro.
A su vez, la deficiencia de hierro puede estar causada por un incremento de las demanda de hierro debido a una malnutrición, a una dieta deficitaria en este mineral o a una malabsorción del mismo.
Hay ciertos grupos de población que son propensos a la deficiencia de hierro, como los vegetarianos, los veganos y los deportistas; más concretamente, las personas que realizan actividad física de moderada a intensa con mucha regularidad. Ello es debido a que el entrenamiento prolongado induce inflamación, lo cual reduce la absorción de hierro.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
La alimentación es siempre una opción para reducir los efectos de las deficiencias nutricionales y, en este caso, aporta además otros beneficios. Sabemos que los alimentos que pueden servirnos como fuente de hierro pueden ser tanto de origen animal como de origen vegetal. Y así, distinguimos entre:
- Hierro hémico: Es de origen animal y se absorbe en un 20%-30%, siendo sus principales fuentes las carnes, sobre todo la carne roja y las vísceras, los huevos y el pescado. Su absorción está favorecida por la presencia de proteínas. En cambio, el calcio disminuye su absorción.
- Hierro no hémico: Es de orígen vegetal y se absorbe entre un 3%-8%. Se encuentra, sobre todo, en las legumbres, el salvado de trigo, los cereales integrales, las hortalizas de hoja verde oscuro y algunos frutos secos. La absorción del hierro no-hémico está influenciada por una gran número de factores. Entre los que potencian su absorción se encuentran la vitamina C, las proteínas de origen animal, y los ácidos orgánicos (ej.: cítrico, láctico, tartárico, málico, etc.). Los que inhiben su absorción son los fitatos (presentes en la cáscarilla de los cereales integrales), los oxalatos (presentes en las veduras de hoja verde), los polifenoles, las proteínas vegetales y algunos minerales como el zinc, manganeso, magnesio, cobre y calcio.
Aquí os dejo una tabla muy curiosa que he encontrado en www.elblogdesupermami.com sobre el contenido en hierro de algunos alimentos.
Por otra parte el tratamiento farmacológico pasa por la prescripción de una terapia de sustitución de hierro, usualmente con comprimidos (aunque también existen otras formas farmacológicas) que contienen 100mg o 200mg de sulfato de hierro, para ser tomados dos o tres veces al día. Debido a sus efectos secundarios (estreñimiento, nauseas y otros efectos gastrointestinales), es frecuente la prescripción de un tratamiento alternativo menos agresivo que consiste en la administración de un solo comprimido diario; existen estudios que han demostrado la misma eficacia en ambos casos, la diferencia está pues en la duración del tratamiento.
ALICIA BALDÓ
Farmacéutica y Especialista en Nutrición
REFERENCIAS:
- De LougheryTG. Microcytic anemia. New England Journal of Medicine, 2014;371:134-131.
- McGarry N. Iron deficiency anaemia: basic management. The Pharmaceutical Journal. Vol 294, nº 7852, 7 March 2015.
- Goddard AF, James MW, McIntyre AS et al. (British Society of Gastroenterology) Guideline for the management of iron deficiency anaemia. GUT 2011;60:1309-1316.